Gente corriente
Amor por la lengua rusa. Su relación con el ruso es la de un folletín: alegrías, distanciamientos, obstáculos y dramas epistolares.
Vicenç Rizo: "Iba a la Rambla a escuchar a los turistas rusos"
La relación de Vicenç Rizo con el ruso da para un poema de Pushkin. El culpable de encender la pasión fue un librero de viejo ¿especie en extinción en Barcelona¿ que le presentó un libro de delirios poéticos: El año 1905. Como cualquier amor que se precie, el ruso ha hecho que Vicenç cultive la paciencia. Antes de ocuparse del ruso, dedicó un capítulo de su vida a la política local. Y , luego, otro a Cuba.
-Son más de cuatro décadas de amor al ruso. ¿Cómo empezó todo?
-Tenía 21 o 22 años y, por casualidad, entré en una librería de viejo de la calle de Aribau. Ahí encontré un libro de Boris Pasternak en una edición bilingüe, castellano y ruso. Me acuerdo de que el prólogo era de Carlos Barral y hubo algo que me pareció misterioso en esas palabras que no entendía.
-Ese encuentro fortuito ocurrió en los años 60, cuando lo que venía de la URSS aún era sospechoso.
-Sí, pero fueron cuestiones familiares y de la vida por las que no pude estudiar ruso hasta que tuve 57 años. Desde los 13 hasta los 20 trabajé de aprendiz en una farmacia. ¡Aún no tenía la pasión rusa! A los 26, ya casado, empecé a estudiar Farmacia. Trabajaba por la mañana en un laboratorio farmacéutico y por las tardes estudiaba.
-Y tenía el ruso abandonado.
-Iba a la Rambla de Barcelona y cuando encontraba turistas rusos, me acercaba, ponía la oreja y los escuchaba embelesado.
-En 1994, decidí viajar a Moscú con unas estancias organizadas por el instituto Alexander Pushkin. ¡Ahora conozco Moscú casi tan bien como Barcelona!
-Es un amor por entregas.
-¿Más de 30 años de espera?
-[Se ríe] Mi amor por el ruso es una utopía como lo han sido muchos otros amores de mi vida.
-A los 57 cumplió su sueño.
-Cuando me prejubilé, decidí estudiar Filología Eslava en la Universitat de Barcelona, pero sobrevaloré mis posibilidades. Me di cuenta de que no podía rendir como el resto de estudiantes. ¡La edad no perdona!
-Esto ya parece una tragedia.
-Primero fue el compromiso político de los 70 lo que me alejó de las clases de ruso. Era militante del PSUC y estaba muy metido en los movimientos vecinales del barrio de Las Torres de Rubí. En ese tiempo también asistía a clases en la Facultad de Ciencias como oyente. ¡Aún tengo el carnet de oyente! Luego me pasé a Farmacia. Fueron años de revueltas, de policía. ¡Escriba que yo no participé en el mayo del 68 como dicen tantos progres ahora, ni en la Caputxinada!
-Siga, siga...
-Más tarde me crucé con Cuba. Yo trabajaba en el laboratorio farmacéutico y, por casualidad, envié unos medicamentos a una familia cubana. Se corrió la voz y en un año recibí hasta 300 cartas en las que me pedían medicinas.
-¿Cómo sacaba las medicinas del laboratorio?
-¡Como podía! Las mandaba por correo. Durante unas vacaciones me fui a conocer a las familias con las que me había carteado. He ido a Cuba unas 15 veces. El vínculo con Cuba sí me viene de familia.
-En este capítulo no hay clímax.
-Mi abuelo era capitán de barco y en mi casa se escuchaban habaneras.
-Me tiene en ascuas. ¿Cuándo le llegó el turno al ruso?
-Cuando me jubilé, me apunté a clases de ruso en la Escuela Oficial de Idiomas. Escríbalo, por favor, no pretendo ser un especialista ni un traductor. ¡Soy un aficionado! Es un amor imposible a una lengua que me fascina. Nada más.
-Y explica esa fascinación como...
-Los idiomas siempre me han gustado. No sé de dónde me viene, pero me sorprende que el aire se tranforme en voz y que esta sea el canal para expresar sentimientos. Es casi fisiológico.
-Recomiéndeme algún autor.
-La gente solo conoce a Pushkin, pero hay muchos otros escritores. Busque literatura de mujeres. ¡Es muy rica! En la Associació Russo Catalana (ARCA) estamos organizando para el mes de octubre una lectura de poesía femenina rusa del siglo XX.
-Me imagino que ahora nada lo detendrá.
-Quieren cerrar el grupo de la mañana, así que no sé qué pasará. Nos hemos quejado, pero no ha habido una respuesta positiva. Las cierran.
-Y ya puede leer El año 1905, de Pasternak, en ruso.
-[Se ríe]. Más o menos. La poesía es difícil si no es en el propio idioma.
Practicar la lengua rusa
Si te interesa la lengua rusa, aquí puedes encontrar gente para practicar: Intercambio de idiomas global (messenger, e-mail, voz).
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